Todos y cada uno de nosotros hemos conocido, conocemos y guardamos un afecto especial por estos hombres que llevan en su alma un soplo especial de Dios, que no es merecido por sus meritos sino por su voluntad, que buscan cada día configurarse con el dueño y dador de vida: Jesucristo, nuestro salvador. Él los ha hecho participes de vivir su legado en esta tierra. Tengan en cuenta que hay muchas personas que oran por nosotros y nos sostienen en la vida de fe, es nuestro deber como laicos, y mandamiento de la iglesia orar por el sostenimiento del culto y más específicamente por los pastores de este rebaño. (Suspende un momento las actividades que estás haciendo y silencia tu entorno y tu interior y realiza esta oración con mucha fe)
“Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de salvar a las almas protege a todos y cada uno de tus sacerdotes En el refugio de tu SAGRADO CORAZON. Guarda sin manchas sus MANOS CONSAGRADAS, que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO, y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE. Haz que perseveren puros sus corazones, marcados con el sello sublime del SACERDOCIO, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, y que tu santo amor los proteja de todo peligro. Bendice sus trabajos y fatigas, y que como fruto de su apostolado obtengan la salvación de muchas almas que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el cielo. Amén”.
Tu tiempo es algo valioso, Dios recompensará este momento de oración que has hecho por todos los consagrados de Dios, no dudes que la gracia de Dios siempre te asiste y en cada instante de tu vida está al lado tuyo. ¡Te invito a que difundas esta oración a todos tus conocidos y la volvamos una cadena constante de oración por la iglesia universal!
Jesús David Uribe Trujillo
Propedéutico - 2011
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