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lunes, 31 de octubre de 2011

Encontrarse con Jesús, cambia tu vida.... ¡búscalo!


Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró  junto a él mucha gente. Él estaba a la orilla del mar. Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que, al verle cayó a sus pies, y le suplicaba con insistencia: <<mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva>>. Entonces Jesús se fue con él. Le seguía un gran gentío que lo oprimía. Había una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacia doce años, y que había sufrido mucho con numerosos médicos. Había gastado todos sus bienes sin encontrar alivio; al contrario, había ido  a peor. Sabedora de lo que se decía  de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Y es que pensaba: << si logro tocar aunque sólo sea  sus vestidos me salvaré>>. Inmediatamente se le detuvo la hemorragia y sintió en su cuerpo que quedaba sano del mal. Al instante Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y preguntó: << ¿quién me ha tocado los vestidos? >> Sus discípulos le contestaron: << ¿y preguntas quien te ha tocado? >> Pero el miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él  y le contó toda la verdad. Él le dijo: << hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz queda curada de tu enfermedad. >> (Marcos 5, 21-34)

"La mujer fue por sanación. y encontró al médico de las almas"
Jesús va de camino y se dirige a la casa de Jairo, jefe de la sinagoga. Su hija tiene problemas. Lo sigue a Jesús una gran muchedumbre de gentes. Le aprietan por todos los lados y el caminar se le hace difícil. Jesús no tiene guardaespaldas. Es uno de tantos entre los hombres. Camina perdido entre ellos, dejando a su paso bien y paz. Entre las gentes le sigue una mujer. Lleva enferma con una hemorragia doce años. Ha sufrido mucho. Ha gastado todo su dinero en consultar a muchos médicos. Nadie le ha cortado el flujo de sangre. Se ha cansado de ir de médico en médico; se ha cansado de seguir enferma en manos de la medicina. La mujer va de mal en peor.

Su situación es límite. Ha tocado techo. Ningún médico ha orado con ella su enfermedad. Ningún médico le ha dicho que suplique a Dios, señor de la vida, que la cure. Ningún médico ha acertado con su receta. La mujer no sabe ya qué hacer con su problema. No sabe convivir con su problema, porque la vida se le va en sangre. Ella misma se siente pura. Y quien la toque se manchará con su sangre y se volverá también impuro. Agotados todos sus dineros, quedándose pobre, débil, frágil, precisamente ahora, le viene una corazonada. Consulta a su corazón que le dice que, ante Dios, el débil es el más querido; el pobre es el más amado; El impotente es el que recibe ayuda. La mujer recuerda que Dios da la riqueza y la pobreza, la muerte y la vida. Y decide ir al encuentro de quien es la vida.

 Había oído hablar de Jesús. Le habían hablado contado algunos de sus signos. Le habían dicho que era bueno, compasivo, y que al que se le acercaba con fe siempre lo sanaba. En el corazón de la mujer surgió una chispa de esperanza. Sin darse cuenta, se sorprendió de que aquella chispita se hubiera convertido en una hoguera que la quemaba. Y tuvo que correr, tuvo la necesidad de ir en  busca de Jesús. Y allí estaba. Perdida entre las gentes. Callada, pero llena de fe y esperanza en su corazón. Ella había pensado para sí: “con solo tocar sus vestidos me curaré”  no necesitaba más. Ni siquiera decírselo. Ni llorar ante él su problema. No; con sólo tocar la orla de su manto quedaría libre del flujo de sangre. Esta era toda su aventura. Esta era su osadía. ¡Y en ello estaba!

La mujer se abrió camino entra la gente y llegó justo donde el maestro. Estaba detrás de Él. Ni  siquiera la vería, ni se daría cuenta. ¡Eran tantos los que lo estrujaban! Pero ella estaba convencida de que quedaría curada. Lo que los médicos no pudieron, lo podría Jesús. Los años (doce años) que gastó corriendo de médico en médico, ahora, en un instante, serían superados. Nadie se lo había dicho. Pero la certeza de su corazón era su mejor seguridad. Tímida y audaz; miedosa y decidida; sin razones pero con mucha fe, la mujer TOCÓ  el manto de Jesús. Y, en el acto, el flujo de sangre se secó. ¡Y no era impura! En el acto sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. ¡Era feliz!

Alguien sintió en su ser un escalofrió. Alguien se da cuenta que de Él había salido una energía, un poder. Alguien sintió que le habían tocado de una manera especial, tocado con amor; Tocado con fe; Tocado con hambre de salvación. Era Jesús. Y no se contiene. Esta vez busca al que lo tocó. Y exclama en voz alta: “¿Quién ha tocado mis vestidos?” los más cercanos se extrañan. Son sus discípulos. Casi con cierta ironía le dicen: “ves que la gente te estruja, ¿y dices que quién te ha tocado?” Otra vez los discípulos, hombres de su escuela, no han entendido. Jesús sabe que las masas son anónimas. Sabe que las masas no tienen personalidad y todo lo que hacen carece de originalidad, de autenticidad. Jesús sabe que las masas son llevadas y traídas, son manejadas como hojas de otoño. No, el hombre perdido en las masas pierde su identidad y nunca se define.

Jesús sabe también que quien lo ha tocado no iba llevado por las masas. Sabe que ha ido entre ellas pero libre, sabiendo lo que quería. Sabe que, entre las masas se ha abierto camino hasta llegar donde Jesús. Quien lo tocó deseaba tocarlo. Quien lo tocó no lo hizo con su mano sino con su corazón, con su dolor, con su problema. Y de pronto, Jesús había sentido el flujo de sangre en su sangre. Y de pronto había sentido un flujo de vida que brotaba de su sangre y que sanaba la sangre enferma de la mujer. Jesús sabía lo que decía. Y por eso buscaba a la mujer.

Mira a su derredor. No encuentra. Vuelve a mirar y sus ojos no se encuentran con los ojos de quién lo tocó. Escondida, oculta, como que nada había pasado, la mujer, “asustada y temblorosa, sabiendo lo que había ocurrido en ella, llegó, se postró ante él y le dijo toda la verdad” Así de sencillo. Así de maravilloso. Ahora la mujer ha dado un paso más hacia Jesús. Ahora la mujer lo reconoce como el enviado de Dios, el Mesías salvador, y se postra ante él. Ahora la mujer le dice toda la verdad de la gran fe y confianza que había en su corazón. La mujer se siente bien; Se siente libre. Le importa inmensamente más el haber encontrado a aquel de quien ella había oído hablar. Ahora sabe lo que Jesús es, por la experiencia que ella ha tenido de su amor. Ahora ella puede irse y testificar lo que ha visto, oído, tocado y palpado. No, no informará sobre Jesús, sino que será testiga viviente de su ternura y compasión.

Y lo de siempre: “hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda curada de tu mal” Y la mujer se ha ido. En su corazón lleva chorreando ríos de paz. Y se dice: “Ahora  iré donde todos esos médicos que no acertaron a curar mi enfermedad y les diré que  hay alguien más fuerte que la medicina, más poderoso que los medicamentos, que sana, que cura. Les diré que vayan y experimenten, les diré que vayan, vean y experimenten. Les diré que su nombre es JESÚS: Dios - salva”

Jesús sigue el camino. Lo espera la hija de Jairo, muy enferma. A su lado camina Jairo con el corazón roto. Tan roto que se lo han deshecho al traerle la noticia de que la muchacha ha muerto. Y ahora es Jesús el que toca a Jairo: “cree, hombre, cree y verás cómo todo es posible” Perdido entre los hombres; Sudando entre los hombres, manchándose del polvo del camino entre los hombres…. Jesús sigue adelante.  No le importa que lo “estrujen”. Lo que a Jesús le importa es que << lo toquen >>; Que lo toquen con FE. Quien tiene fe, quien cree de corazón, es capaz de arrancar del corazón de Jesús raudales de de vida divina. Quien confía en Jesús, quien se abandona en sus manos, es capaz de hacer de los imposibles, posibles. Quien acepta a Jesús como el señor y el salvador de su vida, experimentará que la salvación de Dios entra a su casa. Con Jesús, amigo del hombre, hermano del que sufre, el camino se hace ligero al caminar. Con Jesús, la vida del hombre encuentra sentido.

  Jesús David Uribe Trujillo
Propedéutico - 2011

Orar, hace bien al alma y a los demás….


Todos y cada uno de nosotros hemos conocido, conocemos y guardamos un afecto especial por estos hombres que llevan en su alma un soplo especial de Dios, que no es merecido por sus meritos sino por su voluntad, que buscan cada día configurarse con el dueño y dador de vida: Jesucristo, nuestro salvador. Él los ha hecho participes de vivir su legado en esta tierra. Tengan en cuenta que hay muchas personas que oran por nosotros y nos sostienen en la vida de fe, es nuestro deber como laicos, y mandamiento de la iglesia orar por el sostenimiento del culto y más específicamente por los pastores de este rebaño. (Suspende un momento las actividades que estás haciendo y silencia tu entorno y tu interior y realiza esta oración con mucha fe)

“Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de salvar a las almas protege a  todos y cada uno de tus sacerdotes En el refugio de tu SAGRADO CORAZON. Guarda sin manchas sus MANOS CONSAGRADAS, que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO, y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE. Haz que perseveren puros sus corazones, marcados con el sello sublime del SACERDOCIO, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, y que tu santo amor los proteja de todo peligro. Bendice sus trabajos y fatigas, y que como fruto de su apostolado obtengan la salvación de muchas almas que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el cielo. Amén”. 

Tu tiempo es algo valioso, Dios recompensará este momento de oración que has hecho por todos los consagrados de Dios, no dudes que la gracia de Dios siempre te asiste y en cada instante de tu vida está al lado tuyo. ¡Te invito a que difundas esta oración a todos tus conocidos y la volvamos una cadena constante de oración por la iglesia universal!

Jesús David Uribe Trujillo
Propedéutico - 2011



¿Por qué la gente tiene que ser así?

¡Qué Difícil!


En muchas ocasiones se ha logrado evidenciar que un cierto porcentaje de las personas siempre va a tener algún tipo de crítica para los sacerdotes y seminaristas, y no faltaba más ya que son el reflejo que el mismo Dios ha dejado aquí en la tierra. Es por eso que les propongo una reflexión muy entretenida para que se diviertan un poco y mediten sobre el grande regalo que Dios le ha conferido a esos seres tan especiales:

·        Si el sacerdote es simpático: ¿Por Qué no se casó?
·        Si el seminarista es lindo: Que desperdicio.
·        Si es feo: ¡No encontró con quien casarse!
·        Si anda de civil: Es un mundano.
·   Si lleva traje clerical: vestido formal, camisa con cleriman o sotana: Es un anticuado tradicionalista.
·        Si es gordo: Es un comelón.
·        Si tiene Blackberry: Es de cache.
·        Si no tiene celular: Es un dinosaurio.
·        Si tiene carro: Es un chicanero.
·        Si no tiene: ¿Ese cura porque no tiene carro?
·        Si es flaco: Está pasando hambre “aunque esa no sea la realidad”
·        Si no trata a la gente con mucho cariño: ¡Que frialdad tan grande la de ese hombre!
·        Si es muy amigable con las personas: Tiene intenciones dudosas.
·        Si se deja el pelo largo: ¡Estos curitas revolucionarios!
·        Si lo tiene corto: Es un estricto.
·        Si se queda en la casa cural: ¡No visita a las familias de la parroquia!
·        Si sale mucho: ¡Nunca se encuentra en la parroquia!
·        Si hace algún arreglo: Está malgastando la plata de las ofrendas y de los diezmos.
·        Si no lo hace: Tiene todo abandonado.
·        Si bautiza y casa a todo el mundo: Es un fanático sacramentalista.
·        Si es exigente con los sacramentos: Pide muchos papeles. 
·        Si renueva la parroquia: ¿Qué ocurrencia tiene esta vez?
·        Si sigue con lo acostumbrado: ¡En esta parroquia nunca hacen nada!
·        Si predica media hora: Es una grabadora, ¿cuándo va a acabar?
·        Si la predicación es breve: No explica bien las cosas.
·        Si habla con voz fuerte: Es un regañón.
·        Si habla con tono natural: No se le escucha.
·        Si habla con un tono pasivo: No dice nada interesante.
·        Si toca problemas sociales: Se volvió político.
·        Si habla de la contemplación y de la meditación: Está en los aires volando.
·        Si se preocupa por el bienestar de los adultos mayores: Es un gerontólogo.
·        Si se preocupa por el bienestar de los jóvenes: Es un viejo que no superó su adolescencia.
·        Si es joven: No tiene experiencia.
·        Si es viejo: Debería pedir la jubilación.
·        Pero…. Si llega a irse o a morirse: ¡Es realmente irremplazable!

Hoy ofrece una oración al Dios de la vida por estas personas tan maravillosas que actualmente son tan criticados y calumniados por acciones de unos cuantos, que desfiguran el rostro sonriente de la iglesia que fundó Cristo. Los sacerdotes dan alegría, consuelo a los tristes, sustento a las personas más necesitadas, brindan apoyo en las dificultades, te sacan una sonrisa cuando en tu rostro solo había una cara de  amargura, te apoyan incondicionalmente y lo más importante: no se cansan de orar diariamente por ti y por los tuyos, por pedirle a Dios que te ayude, te proteja y te guie siempre. Pero, ¿Quién los ayuda cuando están pasando por dificultades o cuando se sienten solos, tristes y necesitan de alguien que los escuche?  Te invito a ti que si conoces, aprecias, estimas o valoras a alguna de estas personas tan peculiares, que hagas su vida cada día más feliz y placentera; Además de eso ora todos los días por ellos, también lo necesitan, y no está de más echarles una manito. Ahora si, como dice un amigo: “no escondas ni tu sonrisa ni tus ojos, porque no sabes cuando alguien esté buscando en tu rostro su propia alegría” salgamos al mundo no a criticar sino a encontrar ese rostro que brinda alegría.

Dios Bendiga tu vida hoy y siempre.


Jesús David Uribe Trujillo
Propedéutico - 2011

domingo, 9 de octubre de 2011

Lo que hago....

Como joven seminarista inicié en el Seminario Diocesano Nuestra Señora, en compañía de otros que al igual que yo viven la experiencia de seguir a Jesús en el llamado que nos ha hecho.
Éste es el seminario:

Y ellos son  mis compañeros del grupo PROPEDÉUTICO 2011 con los que comparto momentos de alegría  tristeza, felicidad, miedos, angustias, pero sobre todo compartimos la experiencia de ser escogidos: “La alegría de ser vocacionado es que este es un llamado que se recibe y se vive en comunidad”:

David Ancizar Aristizabal
Carlos Adrián Zapata

los invito a que ingresen en cada uno de sus blogs y podrán encontrarse con un poco de su vida.

!!! Un tema poco conocido, pero latente en la sociedad !!!

No ha de haber en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia, ningún encantador, ni quien consulte espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahvé tu Dios, por causa de estas abominaciones desaloja Yahvé tu Dios a esas naciones a tu llegada” (Deuteronomio 18, 10-12).

En una sociedad llena de escepticismo y un aumento progresivo en el ateísmo por parte de los creyentes; se deja ver que todo el fenómeno de la brujería, la hechicería y la magia, son temas un tanto medievales, cargados de misterio y de suspenso, que hoy en día están siendo escondidos en lo recóndito de la sociedad por miedo al rechazo y la exclusión, estos temas han llevado a la humanidad a estar llena de miedos, porque aunque estas cuestiones han sido descartadas, como dice el dicho: “No creo en las brujas; pero de que las hay, las hay”.

Todo este tipo de prácticas que atentan contra la moral, las buenas costumbres y sobretodo la buena fe de las personas, eran fuertemente castigadas por la iglesia. En la iglesia se dio un ente que pretendía defender la fe y el único culto a Dios: La santa inquisición, quien defendía las normas eclesiales ya establecidas, cortando de raíz todo lo que alterara el buen desarrollo de la fe del pueblo santo de Dios; inclusive los grandes pensadores de la historia se vieron afectados por este hecho, ya que al ser sus creaciones novedosas para todos, la iglesia los juzgaba diciendo que concebían ideas que no venían precisamente de Dios, sino que venían del príncipe de las tinieblas de este mundo. La inquisición castigaba a todos las personas que tenían ideas revolucionarias llenas de mucho misterio, los condenaba con la horca, ahogándolos, quemándolos vivos, atravesándolos con  una daga justo en el corazón, etc.

En pleno siglo XXI, la iglesia ha empezado a ser más flexible frente a estos temas, ya no los castiga como lo hacía en la época de la Santa Inquisición. Haciendo reales las palabras del papa pablo VI: “La mayor argucia del diablo es hacerle creer a todas las personas que él no existe, para de esta forma atacar más efectivamente a todos los que están débiles en su estilo de vida cristiana”. No podemos seguir permitiendo que la influencia del mal  se apodere de los corazones de las personas de este mundo, es deber de la iglesia defender a los creyentes de las asechanzas del maligno, ya que el mandato principal de Cristo a sus discípulos es hacerle frente a las obras del mal “Llamo a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos…. Ellos, yéndose de allí, iban predicando a la gente la conversión. Expulsaban a muchos demonios y curaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite” (marcos 6, 7,12); hoy en día los oprimidos por esta clase de ataques solo les resta llevar una vida digna en Cristo, bien nos dirá Santiago en su carta: “someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y el huira de vosotros” (Santiago 4,7). Es urgente que los pastores de las almas sean los primeros en ayudar a los fieles más necesitados, la llamada es fundamental y muy necesaria en todo el mundo ya que este problema cada día surge con una fuerza mayor y la iglesia no está tomando puntos claros sobre este asunto, se queda simplemente siendo flexible, pero no los abarca en el sentido de la penuria que tienen sus fieles.

En la sociedad colombiana el avance progresivo de esta realidad viene de tiempo atrás; con la llegada de los nuevos inventos y la comercialización de artículos traídos de otras partes, la humanidad se introdujo en una era llena de cosas y objetos a los que se les ha cambiado su función exacta; es decir, que no están siendo utilizados para lo que realmente fueron creados, desarrollando por parte de los creyentes una duda superficial sobre ciertos entes que no llegan a ser de su plena confianza.

En el libro de la bruja, se deja en evidencia la historia de una mujer que llegó a ser una de las mejores, más preparadas y más conocidas en el arte de la magia y hechicería de la historia de Colombia; mientras ella ganaba fama, el país empezaba a entrar en un apogeo con lo referente a las nuevas tecnologías y la industrialización.

La vida de Amanda “La bruja” es desarrollada en un pueblo Antioqueño llamado Fredonia, donde se desempeña como una mujer normal, común y corriente; maestra de un colegio público, buena con sus padres, emprendedora y trabajadora, ella llevaba una vida igual a la de todos los demás. Su vida religiosa era muy participativa, su círculo social era diverso, se esmeraba por brindar un buen trato a los demás, pero a pesar de todo esto existían muchos factores que la llevarían más adelante a tener gran poder y gran reconocimiento en muchas partes del país. Su entrada en el mundo mágico de la brujería se debe a que, “como hay unas ganas más grandes que otras”, ella tenía unas insatisfechas ganas de saciar una curiosidad malsana y de conocer lo que venía del futuro. Solo bastó con una simple visita a una tertulia familiar a sus once años, donde a un comandante de la policía en sus largas conversaciones en el atrio de la iglesia, le hablaron del destino y del más allá, a lo que éste respondió diciendo que sabía leer la suerte, y empezó a hacerlo con un tabaco.

La misma Amanda expresa que su entrada en ese mundo se debió por un simple juego, que luego de un tiempo no sabía cómo había resultado metida en lo más hondo de ese “supuesto juego”. Ella se fue incursionando fuertemente en este mundo, alcanzando grandes logros, haciendo que su fama se esparciera por todas partes y llevando a muchas personas a caer en un estado de contaminación maligno, causado directamente por los trabajos de la brujería que ella bien practicaba. Gracias a su éxito con los hechizos que realizaba, logró meterse en el ámbito de la política, consiguiendo grandes amistades. Ella trabajó para muchos presidentes, concejales, senadores, militares, personas de alta categoría y de gran poder como los capos de los primeros carteles de la droga en Antioquia y en varios departamentos del país; sabiendo unir perfectamente los problemas principales que la sociedad colombiana estaba presentando: coca, política y demonio. Prácticamente esta era la vida de la bruja. Brujió a todos los que en ella veían una alternativa a sus problemas, logrando sus objetivos para con los demás pero hundiéndose ella en un abismo que no tenia fin; nuestra meta es lograr una plena configuración con el salvador del mundo, pero ella estaba logrando una excelente configuración con el amo del mal, del cual partían esos poderes que ella poseía.

El problema más grave de la sociedad actual, es que el surgimiento de una mente secularizada, ha llevado a muchos a realizar, con el paso del tiempo acciones “prohibidas” que más adelante terminan comprometiéndolos negativamente, no solo en su parte física sino que sobre todo en su vida espiritual. La ignorancia es como una semilla que esta siempre sembrada en el corazón de los seres humanos, la falta de interés de nosotros mismos nos ha llevado a no salir de tan deplorable estado, en este periodo es donde el hombre se ve privado de los conocimientos que Dios le brinda; por la ignorancia, son cometidos muchos pecados, pero entre el hecho de saber si es bueno o malo, existe siempre un margen de duda, este margen no se puede descartar y se debe saciar con los conocimientos que Dios nos brinda, claro está basándonos en fuentes conocidas y confiables.

A pesar de todos los problemas y dificultades que hayamos podido atravesar en nuestra vida, el señor es siempre fiel con su promesa: “se fuerte y valiente, no tengas miedo ni te desanimes, porque el señor tu Dios estará contigo donde quiera que vayas” (Josué 1,9). Es el mismo señor que se encarga de poner personas en nuestro camino, estas personas nos ayudan y llevan a entrar en la presencia del señor. En el caso especifico de Amanda, ella encontró un gran apoyo en Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo y en la Hermana Alicia, pilares fundamentales para el proceso de liberación y de reintegración a la iglesia y a una nueva vida basada en Dios y en la religión.

Es importante destacar que siempre en nuestras vidas existirán personas que sostendrán nuestras vidas en la oración ayudándonos y alentándonos a seguir esa meta, ser santos como nuestro padre celestial es santo, para esto Jesús nos traza un plan divino: seguir sus enseñanzas y guardar sus mandamientos.

De la misma manera, es Dios quien nos invita a tomarlo  a Él como ese pilar en donde debemos poner y edificar nuestras vidas, nuestra sociedad y los caminos que vamos a recorrer; llevando su promesa a lo mas interior de nuestro ser: “Edificados sobre la santidad de la fe” (judas 1, 20) 

Hoy en día esta mujer, que en algún momento le hizo tanto mal a muchas personas, es un gran testimonio de vida, este testimonio nos enseña que: por más grandes que sean nuestros errores, la misericordia de Dios sobrepasa todos los límites. “A quien mucho se le perdona, mucho ama” ejemplos como este son los que nos deben mover a buscar cada día la presencia de Dios en nuestras vidas, nuestras familias y nuestra sociedad.

Avivados pues por el amor de Dios y llenos de su espíritu, tomando con fe y valentía los caminos que él nos quiere llevar a recorrer; salgamos guiados por testimonios de fortaleza como este a hacer el bien, no solo en nuestra vida, sino también en la sociedad. Ejemplos de superación como este son los que confirman la palabra de Dios: “Dios no llama a los buenos si no a los malos” y confiamos en que llama a los malos, para que cuando otras personas encuentren en ellos esa palabra de ayuda que tanto han necesitado, es cuando se darán cuenta que sí existe un Dios que hace milagros. Porque no debemos buscar milagros extraordinarios, gente levantándose de sillas de ruedas, ciegos viendo, entre otros, el primer milagro que Dios ha hecho con nosotros es permitirnos encontrar en nuestra vida ese cambio. “Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído, porque fiel es quien nos ha llamado, y Él es quien lo llevará a cabo”.
                                               
                                                   JESÚS DAVID URIBE TRUJILLO
                                                      Propedéutico 2011